domingo, 2 de octubre de 2011

Wangari Maathai, “la mujer árbol”

 "Por lo tanto, el árbol se convirtió en un símbolo de la lucha democrática en Kenia. Los ciudadanos se movilizaron para desafiar los abusos generalizados de la mala gestión de energía, la corrupción y el medio ambiente" Wangari Maathai.
Hace una semana, tras una vida dedicada a la lucha por los derechos humanos y la conservación del medio ambiente, la ecologista keniata Wangari Maathai nos abandonaba para siempre. Sin embargo nos ha dejado un sencillo pero inigualable legado, no importa lo insignificante que seas, lo que cuentan son tus actos.
En homenaje a su contribución en la preservación del medio ambiente, hemos decidido inaugurar una nueva sección dedicada a aquellas personas que han entregado su vida a luchar por el planeta con la historia de Wangari Maathai “la mujer árbol”.
Biografía de Wangari Maathai
Wangari Maathai nació en 1940 en una pequeña aldea de Kenia llamada Nyeri en la que no había ni agua potable ni luz eléctrica. Su infancia no fue fácil como la de tantas otras mujeres africanas, sin embargo ella tuvo suerte ya que tras finalizar sus estudios en un colegio de monjas consiguió una beca para formarse en Estados Unidos donde se licenció en Biología. Se especializó mediante un máster y viajó a Alemania para continuar con su educación pero después regresó de nuevo a su país natal y allí se doctoró en medicina veterinaria por la Universidad de Nairobi, un logró que ninguna otra mujer de África Oriental había conseguido hasta entonces.
Posteriormente pasó a ocupar el puesto de profesora en el Departamento de anatomía veterinaria de la universidad y fue entonces cuando comenzó gestarse la semilla de un nuevo movimiento. Wangari se dio cuenta gracias a las investigaciones que tenía que llevar a cabo, de que la productividad de la tierra estaba empeorando, la hierba no crecía y eso significaba que el ganado no tenía nada que comer, no había leña para hacer fuego y la calidad del agua era pésima. Entonces algo se encendió dentro de ella, si no cuidaban el medio ambiente, si no ayudaban a preservar el ecosistema, las familias no tendrían de qué alimentarse ni un modo de salir adelante. Maathai lo vio claro, había que hacer algo.
Movimiento del Cinturón Verde

Esta revelación llevó a Wangari Maathai a fundar en 1977 el Movimiento del Cinturón Verde “The Green Belt” una organización liderada por mujeres, cuyo objetivo principal era lograr disminuir la pobreza de su país y ayudar en la batalla contra el cambio climático mediante la plantación de árboles. Muchas mujeres africanas, encargadas de sacar adelante a sus familias, se unieron a esta iniciativa y en la actualidad han llegado a plantar 30 millones de ejemplares en Kenia. Para Wangari los árboles eran un símbolo de paz y según sus propias palabras “la paz en la Tierra depende de nuestra capacidad para asegurar el medio ambiente en que vivimos”. 
 
Sin embargo el camino que Wangari había escogido no era fácil, le costó el divorcio de su marido que además se negó a ayudarla en la manutención de sus tres hijos y le valió la enemistad del régimen del presidente Daniel Arap Moi. Las críticas que hizo a su gobierno represivo y la petición de unas elecciones democráticas le costaron varias estancias en la cárcel. Pero ni siquiera los golpes y abusos policiales que recibió pudieron con su inquebrantable voluntad que la llevó a enfrentarse al presidente para salvar el bosque de Karura y a aquellos políticos conocidos como “ladrones de terrenos” que de manera ilegal querían construir sobre los bosques y parques. Mathaai continúo con su activismo y acabo por convertirse en diputada del Parlamento en 2002 con el 98% de los votos. Unos años más tarde, pasó a ser nombrada asesora en el ministerio de Medio Ambiente durante el gobierno de Mwai Kibaki.

Premio Nobel de la Paz

Uno de los momentos claves de su carrera llegó en el año 2004 cuando recibió el Premio Nobel de la Paz por “sus contribuciones al desarrollo sostenible, a la democracia y a la paz” siendo la primera mujer africana a la que otorgaban este prestigioso galardón, uno de los muchos que recibió a lo largo de su vida. Ese día Wangari estaba trabajando e hizo lo que hacia cada día, plantar un árbol. Durante la entrega de premios, el comité quiso destacar el valor de Wangari Maathai ante el régimen que tenía atemorizado a su país y la describió como un “pozo de inspiración” en la lucha por los derechos humanos y medio ambientales.
 
En todo el mundo se han sucedido los actos en homenaje a Mathaai y muchas personalidades importantes han querido dar el último adiós a la bióloga. En España, también se dedicará una particular iniciativa en honor a esta figura del ecologismo, bajo el nombre de Plantemos para el Planeta de PNUMA se plantarán 25.915 árboles en referencia a cada uno de los días que vivió Wangari.

Tras una vida combatiendo sin descanso ,este año, el “Año Internacional de los Bosques”, una larga enfermedad se ha llevado a la “mujer árbol” para siempre. Sin embargo su esencia permanece en los árboles que decidió plantar, en los bosques que ayudó a salvar y en las personas a las que dio esperanza.


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